La violencia machista no suele comenzar de buenas a primeras con un bofetón. Si fuera así, los maltratadores tendrían dificultades para encontrar una novia que los aguantara. No. Suele empezar de forma imperceptible, con preguntas del tipo “¿qué hiciste anoche cuando te dejé?” o “¿qué hacías ayer, por qué no contestaste a los WhatsApp que te envié?”. Suele continuar con sugerencias del estilo: “Esa ropa, cariño, no te sienta bien y todos te miran”. O falsos dilemas como “¿prefieres estar con tus amigas a estar conmigo?” o “¿Te importa más tu familia que yo?”. Luego viene el “Júrame que nunca me vas a dejar, que me querrás siempre”. Todas ellas expresan un afán de control que, entre los galanteos de la seducción, no siempre causa alarma entre las chicas. Más bien al contrario: muchas se sienten halagadas por lo que creen la “fuerza del amor”, sin ver la “fuerza de la posesión” que late dentro; no distinguen entre la posibilidad de sentir alguna vez celos (debilidad humana) y un comportamiento celoso.
Los expertos en violencia de género distinguen entre violencia física y violencia de control. Esta última, de tipo psicológico, puede ser la antesala de la física y, en cualquier caso, no deja de ser perniciosa, pues revela unas estructuras sociales que naturalizan la sumisión de la mujer. Por ello resulta preocupante que una elevada proporción de jóvenes españoles de entre 15 y 19 años considere “aceptable” que “en algunas circunstancias” se puedan controlar los horarios de la pareja, impedir que vea a su familia o amistades, no permitirle que trabaje o estudie o decirle lo que puede o no puede hacer. El porcentaje de aceptación de cada una de estas actitudes controladoras desciende conforme expresan mayor intensidad y se acercan a la tiranía psicológica, pero es significativo que alrededor de un 5%, además de aceptable, las considere “inevitables”. Estos datos aparecen en un estudio realizado por el CIS para el Ministerio de Sanidad y resulta sorprendente comparar las respuestas de los jóvenes con las que dieron personas de todas las edades a las mismas cuestiones en un estudio anterior: los jóvenes se muestran más tolerantes que los adultos ante estas conductas. ¿Será que tienen menos experiencia vital y aún no han resultado escaldados? ¿Será porque, en ausencia de patrones igualitarios bien definidos, hay jóvenes que tienden a volver a viejos esquemas de dominación?
Abundan, en todo caso, los síntomas de que el machismo tiene más inercia cultural de la que se creía, como lo demuestra el hecho de que el 73% de los adolescentes dice haber recibido el mensaje de que los celos son una prueba de amor. Algo estaremos haciendo mal cuando tantas niñas y adolescentes se aferran aun hoy en día al canon de la “princesa” que solo se sentirá realizada a través de una pareja y se prepara ética y estéticamente para ello (¿vuelve la “mujer florero”?). Acabar con esta inercia requerirá combatir con mayor eficacia esos estereotipos machistas.
https://elpais.com/elpais/2015/02/01/opinion/1422818516_982390.html
1.- Significado que tienen en el texto estas 5 palabras: perniciosa, escaldados, síntomas, inercia, estereotipos.
2.- Indica y explica qué palabras (o expresiones) del texto tienen similitud semántica con la idea del“control”.
3.-Resumen por párrafos. (Recuerda la importancia de la intención comunicativa, la jerarquía de ideas y la idea principal...)
4.- Análisis morfológico de las palabras subrayadas (o sombreadas) en el texto.
5.- Contrasta los datos estadísticos que aparecen en el texto
( 2015) con los de la actualidad ( 2023).
Guíate por estos links pero actualiza las fechas.
https://violenciagenero.igualdad.gob.es/
( PÁG.143)
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