En la exégesis infinita de que ya fue objeto, Cien años de soledad ha sido leída como metáfora de la historia de la Humanidad, de América Latina o de Colombia. Por lo que respecta al Continente, la novela de García Márquez lo representa como una tierra mágica en que ni la física newtoniana ni el racionalismo cartesiano tienen la última palabra en la explicación de las leyes que gobiernan el mundo. Macondo –o América Latina– es una tierra de alegría festiva en la que jóvenes hermosas se van volando, los gitanos hablan con los objetos, del incesto pueden nacer niños con cola de
cerdo, la peste del insomnio puede reorganizar el conocimiento del mundo y los muertos se le aparecen a los vivos determinando el ritmo de las migraciones y la fundación de ciudades. En esa visión, las leyes de lo verificable racionalmente conviven con el mito sin chocarse; inclusive, éste llega a hacer las veces de aquéllas.
Al hablar de Cien años de soledad, Gabriel García Márquez siempre afirmó que
para él la realidad latinoamericana era más compleja que la realidad europea, y es por eso que para contarla era necesario otro tipo de realismo, ese que se ha adjetivado como
“mágico”
http://www.letras.ufrj.br/neolatinas/media/publicacoes/cadernos/a9n6/victor_lemus.pdf
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